Leer Nº 272
Es inevitable, y
deseable, que los viejos paradigmas de lo occidental vayan
redefiniéndose; envejeciendo unos con mejor salud que otros;
quedando algunos obsoletos ante análisis socioculturales más hijos
de un tiempo cada vez más frenético y viriliano. Hasta la intocable
diferenciación de Bobbio entre libertad e igualdad, entre derecha e
izquierda, puede estar mostrando tímidos signos de obsolescencia en
una era pospolítica en la que un filme sobre el Che "restituye"
al Che mismo, o la plaza que lleva su nombre al grupo Manouchian,
entre otros de los muchos ejemplos de reciclaje funerario (de
lo político) que Alain Brossat incluye en su Hartazgo.
Dado
Ediciones acaba de traducir una nueva crítica de una
mercantilización cultural cada vez más claustrofóbica e
insoportable, aunque Brossat va un poco más allá y pone el foco en
la seducción; en lo que neologísticamente llama el "gesto
prostitucional" del arte y la cultura en general. En tal
tesitura, el filósofo francés plantea preguntas que muchos de los
lectores de esta reseña se han hecho, seguramente, más de una vez.
Una muy jugosa inquiere sobre cómo es posible que el arte
contemporáneo pretenda ser subversivo cuando, en el mejor de los
casos, sirve a un nuevo régimen de normatividad... claramente
integrada en el relato neoliberal.
Brossat
analiza una serie de tópicos ubicuos de la segunda modernidad, como
el "todo vale" y sus nada baladíes implicaciones
políticas, la incoherencia y superficialidad -y rentabilidad- del
eslogan "defensa de la cultura" o el modo en que hoy
por hoy todo puede ser político, toda vez que ya nada lo es
realmente. Todos y cada uno de los hitos por los que el autor nos
lleva nos conducen a una seria recomendación: dado que la
emancipación de la cultura con respecto al mundo de la mercancía
solo puede ser ilusoria, llegará un momento en el que será preciso
defenderse de la democracia cultural,
y habrá que buscar los modos de hacerlo.
El gran Hartazgo
cultural incluye una
conversación con Brossat que hace las veces de anexo exegético del
texto principal. Allí se revisitan las ideas más importantes del
libro: la de la "democracia inmunitaria", la de ese nuevo
régimen de normatividad en el que se "disuelven y reciclan los
gérmenes de disensión transformándolos en elementos de
ornamentación", la de la fabricación (manufacturing)
del consenso contemporáneo por y para el capitalismo neoliberal,
etc. Genet, Charlie Hebdo,
Frente Nacional o Podemos son algunas de las etiquetas relativas a
este añadido que, sin duda, vuelve más valiosa aún esta primera -y
quién sabe si única- traducción española de Le grand
dégoût culturel.